Mi nombre es Khristiam Páez, profesor de química y estudiante de la maestría en Educación de la Universidad de los Andes. Hoy comenzaremos nuestro diálogo con una pregunta que se genera luego de los discusiones en redes sociales de los días anteriores, con hashtags que invitaban a las principales universidades del país a definir rutas frente al pago de matrículas del siguiente semestre por parte de sus estudiantes y análisis por parte de los colegios de establecer de igual manera los costos educativos de pensión y de servicios complementarios para su comunidad en tiempos de emergencia sanitaria.
Por eso hoy queremos preguntarnos ¿Qué costo a nivel económico tiene o debería tener la educación en sus diferentes modalidades de escolaridad en tiempos de pandemia?
Te invitamos nutrir este diálogo con tus reflexiones e ideas y que juntos construyamos nuevas formas de pensar esta realidad.
Somos un grupo de profesores y estudiantes de la Facultad de Educación de la Universidad de Los Andes, convencidos de que el debate, los cuestionamientos y el compartir experiencias (negativas y positivas) sobre los retos educativos que supone el COVID19 nos darán luces para tomar mejores decisiones. Los debates y opiniones expresados aquí no representan una posición oficial de la facultad de educación ni de la Universidad de los Andes.
¡Hola Khristiam! Qué tema tan interesante y oportuno, muchas gracias por proponerlo. Personalmente, considero que la educación de calidad no debería costar sino que debería ser garantizada para toda nuestra población. En este sentido, pienso que nunca ha sido justo que las personas que tienen más recursos económicos sean quienes tienen el privilegio de acceder a una mejor educación. Es decir, la educación de calidad no debe depender del estrato económico o de la capacidad de pagar que tenga la familia del estudiante, sino que debería ser realmente asegurada para todos. Lo anterior lo relaciono con una de las propuestas del autor David Orr. En uno de sus textos, él propone que la naturaleza es y debería ser nuestra maestra. Ella nos permite a todos vivir la vida, nos da las mismas necesidades fisiológicas, nos permitió llegar al mundo de la misma manera (por medio de una mamá), entre muchas cosas más. La naturaleza no juzga por estratos, razas o procedencias, ni nos exige un pago por acceder y disfrutar de ella. Del mismo modo, pienso que nosotros como seres humanos debemos darnos la oportunidad de ser bien educados como sociedad y no sólo como grupos sociales o estratos económicos. Así mismo, considero que nuestros esfuerzos como educadores deben ir dirigidos hacia este ideal: hacer realidad y garantizar una buena educación a todos los niños y jóvenes de nuestro país. Sin embargo, mientras llegamos a esto, considero que los costos deben disminuir, con miras a que en un futuro no muy lejano desaparezcan sin dejar de valorar el trabajo de nosotros los docentes.
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